Al ser una empresa pequeña de pocos trabajadores, la comunicación interna es muy directa y personal, siendo el propio dueño y director el que se comunica uno por uno con cada uno de los trabajadores para comunicarles el trabajo que tienen que realizar y las posibles variaciones en la organización de la empresa. Sin embargo, la comunicación externa deja mucho que desear, ya que apenas llega a los ciudadanos. Los folletos sólo se encuentran en el museo y la oficina de turismo de la ciudad, por lo que no son accesibles a todo el mundo ya que dicha oficina normalmente sólo es frecuentada por turistas, y puede que algún rondeño aún no haya acudido al museo y no pueda encontrar un folleto en otro lugar.
La mayor necesidad comunicativa que presenta la empresa es la relacionada con las redes sociales. Este museo no tiene cuenta en Twitter y, actualmente, cuando las redes sociales son el principal medio de difusión para las pequeñas y medianas empresas, un negocio no puede permitirse no estar presente en ellas ya que pierde a gran parte de su público potencial. Su presencia en otra red importante como Facebook es muy escasa. Tiene una cuenta, pero en vez de tratarse de una página se trata de un perfil personal limitado por lo que no es accesible por completo a todo el mundo, sino solo a las personas que tienen al museo como amigo.
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